Las últimas noches han sido minuciosas, cansadas y tristes. No quiero recostar mi cabeza porque entre la oscuridad y el silencio me siento desprotegida, temerosa de lo que pueda pasar. Solía disfrutar esos momentos de oscuridad y "tranquilidad" porque me sentía a salvo, nada malo podría sucederme. No me creía vulnerable.
Esto de la vida y la muerte es terrible. Hay veces en las que me veo viva y siento que esto nunca terminará, que me falta un infinito camino por recorrer, orillándome así a anhelar la muerte desesperadamente, no queriendo soportar más la crueldad de la vida. Otra veces soy más realista, me veo viva y sé que soy una ínfima pieza en alguna ínfima parte (que por su extensión dentro del universo, incluso, no podría tomarse como algún lugar existente). Sé que en un respirar ya no estaré aquí y al no saber qué será de mí después de la muerte me enloquece el miedo y la inseguridad misma que ya me corroe.
¿Por qué no poder escoger momentos para revivirlos? sentirme así, segura; en la dicha en la que me he llegado a acurrucar. Quiero poder cerrar los ojos sin miedo de lo que pueda suceder mientras soy desconectada de mi consciente por unas horas.
Ahora sólo me pregunto ¿en dónde se esconde esa sonrisa que me solía acompañar en mi último parpadeo del día? La fatiga me invade, pero el sopor aún se esconde y no sé por qué huye. Simplemente toda la felicidad dejó de ser incauta, por cierto tiempo que ahora desconozco, y ahora no me queda más que contener las palabras que me agobian al caer la noche, viendo que la hora de cortejar la almohada se acera.
Esto de la vida y la muerte es terrible. Hay veces en las que me veo viva y siento que esto nunca terminará, que me falta un infinito camino por recorrer, orillándome así a anhelar la muerte desesperadamente, no queriendo soportar más la crueldad de la vida. Otra veces soy más realista, me veo viva y sé que soy una ínfima pieza en alguna ínfima parte (que por su extensión dentro del universo, incluso, no podría tomarse como algún lugar existente). Sé que en un respirar ya no estaré aquí y al no saber qué será de mí después de la muerte me enloquece el miedo y la inseguridad misma que ya me corroe.
¿Por qué no poder escoger momentos para revivirlos? sentirme así, segura; en la dicha en la que me he llegado a acurrucar. Quiero poder cerrar los ojos sin miedo de lo que pueda suceder mientras soy desconectada de mi consciente por unas horas.
Ahora sólo me pregunto ¿en dónde se esconde esa sonrisa que me solía acompañar en mi último parpadeo del día? La fatiga me invade, pero el sopor aún se esconde y no sé por qué huye. Simplemente toda la felicidad dejó de ser incauta, por cierto tiempo que ahora desconozco, y ahora no me queda más que contener las palabras que me agobian al caer la noche, viendo que la hora de cortejar la almohada se acera.
Suficiente de tener miedo, yo te estoy cuidando sonsilla.
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